Asumiendo, como dijo Roland Barthes, que toda autobiografía es ficcional, Fernanda García Lao emprende un ejercicio literario a base de evocar aquellos objetos donde el recuerdo ancla y, al mismo tiempo, se construye. Entre el apego y el rescate del olvido, su autobiografía se despliega como un inventario o una maleta que contiene las piezas a través de las cuales se cuenta una vida.