Cuando el exilio a Francia se convierte en la única opción al estallido de la década de los noventa en una Argelia que apunta al triunfo de los islamistas en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, la figura de Isabel Eberhardt, la famosa exploradora y escritora de origen suizo, se convierte en la fuente de inspiración de los últimos cuadros que pintará Yousef, así como la figura en el espejo en el que mirarse ante el desastre que se avecina.