Quien habla con su perro espera hablar a Dios un día, dice el autor parafraseando a Antonio Machado, pues ¿no es acaso Dios la naturaleza en su conjunto y los perros Sus ángeles y potestades entre nosotros? El Cuarto Sello. Diario de la Peste fue escrito entre los meses de marzo y junio de 2020, y re¬coge las meditaciones del autor vagando con su perra Lissie, en la ciudad desierta.
Se inicia con una larga carta, donde explica a sus amigos ar¬gentinos la situación que se vivía en Madrid, una de las ciuda¬des del mundo más castigadas por la peste del Covid-19, que, poco a poco, cubría la faz de la tierra, hasta hacerse plaga universal, como si uno de los sellos del Apocalipsis juanista se hubiera quebrado en alguna remota comarca.
El Cuarto Sello. Diario de la peste, crónica de un memento mori, es una cavilación marcoaureliana sobre la finitud de la vida, y sobre la idea de la muerte, que ha vuelto, pese a que ha¬bíamos hecho todo lo posible para expulsarla del reino de la propia vida y del reino de lo cotidiano, despojándola de un lugar en el mundo. También es un libro que contiene es¬peranza, la idea de que los vienen, y a quienes pasamos el testigo, sabrán hacer las cosas mejor que nosotros. El virus es un aviso.