AA.VV
El lector tiene en sus manos un número monográfico de la revista Ábaco dedicado al siempre atractivo y nunca agotable mundo del viaje -qué iba a decir si no un geógrafo enamorado- que he tenido el placer de coordinar. Como no podía ser de otra manera, es heterogéneo, y ahí radica en buena parte su interés y atractivo: ofrecer miradas y puntos de vista diversos relacionados con un asunto infinito, como cuando uno llama la atención a alguien sobre determinados astros al levantar la vista, en una noche oscura (rara avis de las grandes urbes, ¡maldita contaminación lumínica!) y contemplar extasiado la vastedad y hermosura del firmamento. En este texto comento qué nos motivó a realizar esta monografía -a la que hemos decidido finalmente darle el título de El viaje como forma de conocimiento, con la intención de subrayar una dimensión que nos parece fundamental, aunque sin obviar otras muchas- y rindo tributo a las fuentes de inspiración. El viaje, la movilidad geográfica, entre otras cosas condicionada a en buena medida por los medios de transporte, es y ha sido un factor clave a lo largo de la historia del ser