quizá el precio de las reinvindicaciones humanas más básicas sea más alto de lo que creíamos. Con la ley en la mano, un pueblo se estaba ganando el derecho a la tierra, ya no la trabajarían como maltrechos jornaleros de los ricos. Ahora recibían a los señoritos con ametralladoras y los muertos cubrían los campos que se les negaban. El coste era alto, es el precio de la tierra.