Knox Holland está metido en un buen lío. Tras un primer año fantástico en el circuito profesional de motocross, ahora mismo debería estar comiéndose el mundo Pero, por culpa de su mala reputación, ha terminado sin equipo. Y está desesperado por ponerle remedio. Por eso se presenta en mi gimnasio para pedirme que lo entrene. Soy una gimnasta universitaria con dos medallas olímpicas a mi nombre, así que sé alguna que otra cosa sobre presión por conseguir el éxito. La temporada pasada titubeé y me lesioné antes de poder demostrarle al mundo que no estoy acabada ya a los veintiún años. Estoy centrada en el futuro: no puedo permitirme ninguna distracción. Sin embargo, reconozco la desesperación en los ojos de Knox, así que tampoco soy capaz de decirle que no. Debería haber sido un trabajo fácil, pero, con Knox, nada lo es. En cuestión de segundos, paso de discutir con él a disfrutar un poco demasiado cuando lo miro hacer verticales sin camiseta.Enamorarme de él sería un error