La ambición de Oscar Wilde por situar su arte más allá de la vida, sin duda irrealizable, o realizable de forma aproximativa, mediante el recurso constante a lo inhabitual, tiene su origen en el mismo complejo de huida, en la necesidad de sustraerse a la tiranía de los hechos.
El elemento maravilloso juega un papel necesario y responsable a la misma exigencia que el elemento paradójico. Así se establecen correspondencias entre la anormalidad de los sentimientos, la paradoja del pensamiento y lo maravilloso de su obra literaria.
El crimen de Lord arthur Saville es una colección de cuatro relatos; entre ellos El fantasma de Canterville, el fantasma inglés que no aterroriza unos americanos, nuevos moradores de la mansión, por su sentido práctico. En El prícipe feliz, colección de cinco cuentos, bajo un tono delicadamente estético, transmite una nota de moralidad burguesa.