«Cuando te alcanza la noche remite al pensamiento nocturno y a la desilusionada visión de la existencia que comparten filósofos como Schopenhauer o Cioran», afirma Joan M. Marín en el prólogo. «A sus ojos todo resulta cuestionable, ya sea una esencia metafísica o una nimiedad cotidiana; da igual que se trate de la religión, de la cosa pública o de la profesión política. Bajo su mirada taciturna y desencantada desfilan tanto las taras de la contemporaneidad (el consumo, las prisas) como las taras de siempre (el gregarismo, el señuelo de la patria). Cierto es que tampoco escapan las taras propias del ego (la vanidad, la charlatanería, la incapacidad para la felicidad)».