Hoy, el sometimiento comienza por la lengua. La resistencia, también. En las democracias occidentales del siglo XXI se libra una batalla silenciosa por el control del pensamiento. Bajo conceptos aparentemente nobles como «inclusión», «sostenibilidad» o «justicia social» se esconde un sofisticado sistema de manipulación que redefine la realidad, reescribe la historia y condiciona la conciencia colectiva. La dictadura del lenguaje es un análisis riguroso de cómo el progre-sismo, la cultura woke, la Agenda 2030, el globalismo y la cultura de la cancelación utilizan el lenguaje como caballo de Troya para erosionar los fundamentos de Occidente: la libertad individual, la identidad cultural, los valores trascendentes y el pensamiento crítico. A través de eufemismos calculados, neologismos estratégicos y distorsiones semánticas, estas corrientes transforman el debate público en un campo minado donde disentir se vuelve peligroso y pensar libremente, subversivo. Corrección política, lenguaje inclusivo, microagresiones, privilegio, sostenibilidad, cancelación... cada término es una pieza en un engranaje más amplio de