El aullido de la piel es un retrato íntimo y social sobre aquello que nos daña sin ningún tipo de piedad. Rebeca, a través de un estilo visceral y valiente, nos invita a reflexionar sobre la lucha diaria contra las adversidades que nos asaltan y propone una forma de asimilación estoica ante ellas. Injusticia, violencia, incultura, enfermedad o nostalgia son enemigos a los que hay que enfrentar con la verdad del herido y con la rabia del indignado; por ello, cada poema resultar ser un alarido desgarrador que simboliza al ser humano en su estado más vulnerable y, al mismo tiempo, en su rostro más resistente.