"Vivimos en una época en la que las pantallas dominan nuestra atención, capturándonos en un flujo incesante de imágenes, notificaciones y distracciones que fragmentan nuestra capacidad de concentración y nos alejan de la realidad tangible. Esta hiperconectividad nos ha llevado, paradójicamente, a una creciente desconexión con el mundo natural, un espacio esencial para el desarrollo emocional, cognitivo y creativo, especialmente en la infancia.