Alegra el alma en esta mañana de aventura.
Levanta la esperanza y huye hacia lo imposible.
Escoge un buen amigo, o el mejor,
y comparte un instante la escalada y su riesgo.
No hay joya ni armadura en el jardín. Seferis
nos muestra, polvorientos, los olivos
de la calma. El dolor antiguo de su Esmirna
resbala entre los fieles dedos de la canción.