En Newton, el grabado de William Blake, el físico inglés hace cálculos en el suelo para intentar descifrar el universo. Está tan abstraídoque no se fija en la roca cubierta de algas y corales sobre la que sesienta y cuya observación le ayudaría a entender el mundo. Modos decaer es como esa piedra, un caos de textos interconectados que narranen un mismo plano, a menudo desde los márgenes, lo conocido y locotidiano. Personajes anónimos e históricos, fracasados en su mayoría, herzoguianos a veces, construyen un mosaico de caídas en las que casi siempre interviene el azar; el mismo azar que hace que Strindberg vea el cosmos en unas motas de polvo. Un cura brasileño que vuelaaferrado a un millar de globos, una aviadora norteamericana quedesaparece en el aire, el incendio de una emisora de radio en medio de una gran nevada, una secuoya convertida en una pista de baile, unlienzo que oculta las ruinas de Varsovia, magos que son víctimas de su propio truco, máscaras de cobre para soldados sin rostro, un zorroatrapado en el hielo, un cine en el desierto, un hombre vestido demurciélago que salta desde la torre Eiffelà