Esta es la historia de cómo un niño solitario y observador que inventó un teatrito en el balcón para protegerse de la crueldad o la estupidez de los adultos en una ciudad devastada por la guerra, y de cómo, ya crecido, no supo o no quiso abandonar ese refugio, más verdadero para él que la antipática realidad. De cómo, en fin, a base de tenacidad y mucho trabajo, se convirtió en un importantístimo director de teatro.