Palacios de gorriones es un destello lento, una breve inspiración que cabalga entre oriente y occidente. Esboza en él vivencias y reflexiona sobre el tiempo, el tránsito, el hogar, el encuentro amoroso, la despedida. Hace guiños a la forma de los cuentos para contar historias. Extiende la palabra a la orilla del dibujo, y el color hasta el borde de los versos. Guarda la pequeña memoria de los pájaros.