Con una mirada crítica y visionaria, Bauman analiza cómo esta lógica ha erosionado los vínculos, vaciando de sentido el saber y convirtiendo el aprendizaje en una herramienta de adaptación, no de transformación. Frente a ello, reivindica una educación que no solo transmita información, sino que cultive la experiencia, el pensamiento y la conciencia cívica. Este ensayo, tan breve como profundo, es una invitación urgente a resistir la liquidez dominante y a recuperar la educación como un acto ético y político, capaz de sostener lo común, lo duradero y lo verdaderamente humano.