Un elegante joven circula una tarde de otoño por Nueva York cuando una desesperada niñita reclama su atención y le suplica que entre en la lujosa mansión de su familia, pues su abuelo se ha puesto repentinamente muy enfermo y necesita ayuda. El joven, Arthur Outhwaite, se siente conmovido y acompaña a la pequeña hasta el interior de la casa, donde se convierte en la última persona que ve con vida al anciano, el gran financiero Archibald Gillespie. Antes de morir, este le confía una carta con la petición de que la entregue a una persona concreta, y a ninguna otra.