Lizzie trabaja en la biblioteca de una universidad donde alguna vez fue una prometedora estudiante de posgrado. Su ajetreo secundario es responder las cartas que llegan a Hell and High Water, el podcast cargado de fatalidad presentado por su antiguo mentor. Al principio le conviene esta oportunidad de practicar su otra vocación como psiquiatra no oficial (siempre ha desempeñado este papel para su madre divorciada y su hermano que se recupera de una adicción), pero pronto Lizzie se encuentra luchando por encontrar la nota obligatoria de esperanza en sus respuestas. . Los ritmos tranquilizadores de su vida como esposa y madre comienzan a tambalearse a medida que su obsesión por el desastre.