"La iluminación del absurdo es seguramente el mejor destino de la literatura y en estos textos de Carlos Vitale -que alternan la sustancia narrativa con la reflexiva, los pequeños relatos y los chispazos aforísticos- el suicida descortés, el náufrago que flota sobre una puerta, los nadadores que se entrenan para una travesía sin destino, la amistad basada en el mutuo desconocimiento, el teléfono que siempre suena cuando no estamos, el soñador para quien sueño y vida se entrelazan, el sabio de conocimientos desintegrados... relejan, o simbolizan, esa realidad sin sentido que sólo ciertas rutinas laborales y comerciales se empeñan en ofrecernos como racionalmente ordenada" José María Merino.